La epidemia de la distracción

Mientras empiezas a leer este texto, si eres como yo, es muy probable que estés a un par de clics de distancia del Facebook. Quizá otros dos del Whatsapp. O puede incluso que tengas otra aplicación abierta al mismo tiempo. Esto mientras pretendes simular un falso paralelismo en tus actividades: leer este texto e interactuar con la aplicación de al lado. No te pediré que la cierres, pero espero que cuando termines de leer esto quieras hacerlo.

Hablemos sobre los ladrones de tu atención, y cómo influyen en tu vida. ¿Porqué es importante hablar sobre la atención? Porque la necesitas para aprender, para tomar decisiones, e incluso para vivir el momento, o pasar un tiempo de calidad con las personas que quieres. Sin ella podrías perder oportunidades únicas en la vida, o podrías incomodar a otras personas (¡aún sin la intención de molestarlas!).

Actualmente el mundo alaga a las personas que son muy productivas. A esas personas que todo el tiempo están haciendo algo, o incluso a los que hacen varias cosas al mismo tiempo. Los objetos son mejores entre más cosas distintas puedas hacer con ellos: un celular con el que además de hacer llamadas y mensajes, puedes tomar fotografías, editar video, hacer la tarea de la escuela, o jugar videojuegos. Pero ¿realmente es tan bueno hacer tantas cosas?

En tiempos pasados, las personas eran alagadas por dominar un arte, una ciencia, un tema. Reconoces a Einstein quizá por su teoría de la relatividad, a Mendel por sus teorías de la evolución, o a Turing por sus aportaciones a la ciencia de la computación. A ninguno de ellos lo reconocemos como una persona que fue capaz de hacer muchas cosas, sino que son personas que lograron un nivel de especialidad profundo en un área que les apasionaba.

Al no estar expuestos a toda la información a la que estamos expuestos ahora, fue más fácil para ellos seleccionar un proyecto que fuera realizable con los recursos que tuvieran a la mano. Hoy, por el contrario, hay tantos recursos disponibles que si quisieras podrías convertirte en el siguiente YouTuber exitoso, en el autor de un artículo con más de un millón de lecturas, o en un resaltado contribuyente de las tecnologías OpenSource.

Todas estas opciones me parecen personalmente fantásticas. Pero al estar expuesto a todas ellas al mismo tiempo, es fácil perderse en la decisión de cuál tomará tu tiempo y tu esfuerzo. Puede incluso que llegues a pensar ¿para qué me esforzaría en aprender fotografía, si hay herramientas que me permiten tomar fotografías como un profesional sin esfuerzo? ¿para qué sería yo un matemático, habiendo tantas aplicaciones que resuelven ecuaciones de complejidad arbitraria? Y la lista se extiende a todas las áreas de experiencia y conocimiento.

Algunos síntomas de esta enfermedad son las pausas prolongadas a la hora de tratar de contestar preguntas como:
- ¿Qué es lo que más te apasiona?
- ¿Cuáles son los 3 valores que más te caracterizan?
- Si tuvieras un día de vida, ¿en qué lo invertirías?

Otro síntoma es la dificultad de leer textos largos (como este). Quizá dejándolo a la mitad (si llegaste hasta aquí ya es una buena señal). La mayoría de las veces, hay formas más rápidas de consumir información: un tweet, un post en Facebook, una cápsula de 30 segundos de PlayGround... ¡rápido! ¡rápido! Porque entre más información consumas, mejor ¿No es así? ¿Pero y después, qué? Al parecer, la mayoría de la información que has absorbido no te servirá absolutamente de nada (salvo quizá un chiste para la ocasión).

Quisiera compartirte una frase que ilustra el mensaje principal que quiero transmitir. Se trata de una frase de Arthur Conan Doyle, una línea del diálogo de Sherlock Holmes en su aventura "El Estudio en Escarlata":
(...) considero que el cerebro de cada cual es como una pequeña pieza vacía que vamos amueblando con elementos de nuestra elección. Un necio echa mano de cuanto encuentra a su paso, de modo que el conocimiento que pudiera serle útil, o no encuentra cabida o, en el mejor de los casos, se halla tan revuelto con las demás cosas que resulta difícil dar con él. El operario hábil selecciona con sumo cuidado el contenido de ese vano disponible que es su cabeza. Sólo de herramientas útiles se compondrá su arsenal, pero éstas serán abundantes y estarán en perfecto estado. Constituye un grave error el suponer que las paredes de la pequeña habitación son elásticas o capaces de dilatarse indefinidamente. A partir de cierto punto, cada nuevo dato añadido desplaza necesariamente a otro que ya poseíamos. Resulta por tanto de inestimable importancia vigilar que los hechos inútiles no arrebaten espacio a los útiles.
Esta línea la habla Sherlock Holmes al tratar de explicarle a Watson porqué no le interesa saber absolutamente nada del sistema solar. Pues Sherlock utiliza su mente para cuestiones prácticas que le ayudan a resolver los misterios que encuentra en su profesión día a día. ¿De qué tendrás llena tu mente? ¿Te servirá todo eso para tus propósitos? O quizá aún ni siquiera tengas bien definidos tus propósitos y por eso llenes tu mente sin descartar información.

Bastante ya hemos hablado de síntomas. Hablemos de posibles soluciones. Como es obvio, algo que es importante es ganar la capacidad de concentrar nuestras mentes. Y para eso se entrena. Intenta poner plenamente tu atención en las actividades que haces diario. Cuando notes que tu mente se distrae, gentilmente recuérdale que tiene una tarea que terminar antes de seguir divagando. La práctica en este arte te hará un maestro de la concentración. Si esto te resulta difícil, quizá puedas dedicar un par de minutos diarios a concentrate en tu respiración; y eventualmente redirigir toda tu atención a tareas de tu interés.

Una vez que domines el arte de la concentración: identifica cuáles son tus valores y propósitos. Diseña metas alineadas con tus valores y tus pasiones. Y esas metas debieran inspirarte tanto que el tiempo se te ha de pasar volando mientras trabajas en ellas. Si eso no sucede... ¡intenta de nuevo! ¡valdrá cada segundo de tu tiempo! Así lograrás ser la persona que tú mismo quieras ser. Y no serás producto de la información que arbitrariamente se muestra ante tus pantallas (¡o que alguien más decide poner en tu pantalla!).

Ojalá pronto podamos platicar sobre lo que has descubierto de ti mismo. Me alegrará mucho más saber de ti, a que me compartas el último "meme" del tema de moda del momento. ¡Un abrazo, y siempre mis mejores deseos!

-Ricardo A.




Comentarios

Unknown ha dicho que…
Me parece sumamente interesante , buscare alinear mis valores con mis pasiones y metas, trataré de concentrarme en ello , muchas gracias

Entradas populares de este blog

El árbol lógico

5 actitudes frente a los problemas

El Dr. Ricardo Alejos V.